El parque de Nara es cobijo de la mayoría de los puntos de interés turístico de la ciudad. Entre ellos, los templos Todai-ji y Kofuku-ji, y el santuario Kasuga Taisha. Es famoso por sus grandes espacios verdes, y sobretodo, por el gran número de ciervos que viven en él libremente.
Se cuenta que los ciervos, considerados mensajeros de los dioses sintoístas, llegaron a la ciudad hace más de 1200 años. Dice la leyenda que uno de los cuatro dioses del Kasuga Taisha, se apareció en las montañas de Nara montado en un ciervo blanco. Desde entonces, éstos fueron respetados como animales sagrados. Hoy en día pero ya no gozan del rango divino, pero son considerados tesoro nacional.
Los locales los cuidan y aceptan como parte de sus vidas diarias. Las calles que rodean el parque están marcadas con señales de tráfico que avisan a los conductores de la presencia de los animales.
Dar de comer a los ciervos
Dentro del recinto del parque, hay unos puestos de comida para los ciervos. Son una especie de galletas, llamadas shika senbei, hechas especialmente para alimentar a estos animales.
Otros atractivos del parque
En el parque se encuentra también el Museo Nacional de Nara, en el que se pueden observar muchos tesoros de interés nacional y restos arqueológicos.